" Las obras de arte se dividen en dos categorías: las que me gustan y las que no me gustan. No Conozco ningún otro criterio" (Anton Chejov)
Un pintor que elige los océanos como casi único destino para conformar su obra, está apostando por su propio desconcierto. Dicho esto, yo pertenecería a un eventual grupo de pintores desconcertados.
Aspectos que ocurren y desaparecen, pero cuyo tránsito se convierten en signo de lo sublime que aspira a situarnos en espacios de tiempo detenido.